Precalienta el horno a 350°F (175°C). Engrasa ligeramente una fuente grande para hornear.

Asa los chiles poblanos o ajíes amarillos: Ásalos sobre una llama abierta o bajo el asador hasta que la piel esté carbonizada. Coloca los chiles en un tazón, cúbrelos con plástico y déjalos al vapor por 10 minutos. Pela la piel y haz un corte a lo largo para quitar las semillas.

Prepara el relleno: Calienta el aceite de oliva en una sartén grande a fuego medio. Agrega la cebolla picada y el ajo, y sofríe hasta que estén suaves y translúcidos.

Agrega la carne molida y cocina hasta que se dore. Sazona con sal y pimienta.

Incorpora la pasta de ají amarillo y el comino, cocinando por 2 minutos más para desarrollar los sabores.

Añade la quinua cocida, los granos de maíz, las aceitunas picadas y la mitad del cilantro y perejil. Cocina por 5 minutos adicionales. Retira del fuego y deja enfriar un poco.

Incorpora suavemente el queso fresco desmenuzado.

Monta la cazuela: En la fuente para hornear engrasada, coloca los chiles asados en una capa uniforme.

Distribuye el relleno uniformemente sobre los chiles, presionando ligeramente para compactarlo.

Prepara la cobertura de crema: En un tazón, bate los huevos, la leche y el yogur griego. Sazona con una pizca de sal y pimienta.

Vierte la mezcla de crema sobre toda la cazuela, asegurándote de que cubra el relleno de manera uniforme.

Hornea la cazuela: Cubre con papel aluminio y hornea por 30 minutos.

Retira el papel aluminio y hornea por 15 minutos adicionales, o hasta que la crema esté firme y la parte superior esté ligeramente dorada.

Sirve: Deja enfriar la cazuela por 5-10 minutos antes de servir. Decora con el resto del cilantro y perejil para darle un toque fresco.